La Paca

 

La pedanía de La Paca, situada en las Tierras Altas de Lorca, cuenta con una historia entrelazada con la leyenda. Una de las versiones más populares sobre el origen de su nombre relata que Don Gonzalo Musso, un caballero de Caravaca casado con Doña Inés, mantenía una relación con Paca, la dueña de una venta local. En señal de afecto, le donó tierras para su sustento, tierras que hoy en día coinciden con el territorio de la pedanía. Otra versión más pragmática sugiere que el lugar recibió el nombre de Paca simplemente porque su venta, donde se detenían los carruajes, se convirtió en un referente para los viajeros que cruzaban el camino hacia Caravaca.

Las tierras de La Paca pertenecieron originalmente a Juan de Cárcel, quien utilizaba las aguas de la Fuente La Pinilla para sus cultivos. Posteriormente, fueron adquiridas por Miguel García Carrasco, quien, tras enviudar, se casó con Catalina de Paco. Al fallecer Miguel, Catalina quedó al frente de las tierras, y la zona comenzó a conocerse como “La Casa de La Paca”, en referencia a su apellido. Este nombre quedó vinculado a la pedanía mucho después de su muerte, ya en el siglo XVII.

La pedanía se encuentra a una altitud de 730 metros, ocupando una superficie de 78,31 km², lo que la convierte en una de las más grandes de Lorca. Su paisaje está salpicado de cerros, entre los que destacan el Cerro de La Paca y las Tetas de la Tía Menchola. El entorno ha sido modificado por siglos de actividad agrícola, donde se cultivan vid, almendros y olivos.

Los primeros asentamientos en La Paca se remontan a la prehistoria, con yacimientos que datan del Paleolítico y Neolítico. Más adelante, durante la época romana, se construyó la villa de Venta Ossete, que funcionó como un centro agrícola hasta el siglo V d.C. Sin embargo, tras la caída del Imperio Romano, la zona experimentó un periodo de abandono hasta la llegada de los musulmanes, que reactivaron la agricultura.

Para el siglo XVIII, La Paca ya estaba consolidada como un núcleo agrícola, y en un censo de 1771 se documenta la existencia de más de 50 familias dedicadas principalmente a la agricultura. Este sector sigue siendo clave en la economía de la pedanía, y los cultivos de secano, como el olivo, la vid y el almendro, continúan siendo fundamentales.

Las Fiestas en honor a la Virgen de las Huertas, celebradas en septiembre, constituyen uno de los momentos más importantes del año para los habitantes de La Paca. Una de las tradiciones más singulares es la quema de una falla, que pone fin a las celebraciones con una fuerte participación de la comunidad.

Hoy en día, La Paca es un lugar donde la historia, las tradiciones y la vida rural se entrelazan. Su pasado sigue vivo en sus calles, sus cultivos y en el fuerte sentido de comunidad que sus habitantes mantienen generación tras generación.

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